Tocar, sentir, oler, ver, saborear… A través de los cinco sentidos podremos disfrutar de la mejor artesanía en Menorca. Toda una explosión de sensaciones que harán que te enamores todavía más de este paraíso mediterráneo.

Dicen que no hay nada más especial que las cosas hechas a mano y con cariño. En Menorca son expertos en esto de la artesanía. Los artesanos menorquines viven de sus manos, trabajan lento, con delicadeza y crean piezas únicas. Son los encargados de guardar las tradiciones y técnicas centenarias para que vayan pasando de generación en generación. ¡Todo un arte! Sin ellos se habría perdido parte de la cultura de la isla. 

Artesanía menorquina

Aquí empieza este maravilloso viaje a los orígenes. Antiguamente, los menorquines se veían obligados a ser autosuficientes y a producir ellos mismos todo lo que necesitaban para vivir. Hacían vasijas con barro para guardar líquidos, trabajaban el cuero para hacer zapatos… Por eso, en Menorca, nunca han existido grandes fábricas, siempre han predominado los talleres de artesanos y artistas que trabajan a partir de lo que les da la propia tierra. Por suerte, todo este conocimiento se mantiene vivo y todavía quedan personas que dedican su vida a crear belleza con las manos. La mayoría es fiel a las técnicas tradicionales, aunque hace uso de las nuevas tecnologías para mejorar ciertas partes del proceso. Esto no impide que cada pieza sea única y especial.

 

Artesanos de la cabeza a los pies. 

En la artesanía menorquina destacan las avarcas, las famosas sandalias que se hacen con cuero y suela de caucho. Comenzaron a fabricarse para que los campesinos pudieran caminar por el campo pedregoso y han llegado a nuestros días como el calzado ideal para el verano. Las avarcas han hecho famosa a Menorca. En la época de la dominación inglesa y francesa, que ocuparon casi todo el siglo XVIII, los zapateros de la isla calzaron a numerosas guarniciones militares. Y después, cuando los menorquines comenzaron a emigrar a Cuba, el calzado viajó con ellos hasta el otro lado del Atlántico comenzando allí su periplo internacional.

Las avarcas menorquinas

(Fuente: descobreixmenorca.com)

Sin embargo, esta es solo la punta del iceberg. La artesanía de Menorca es amplia, rica y variada. No sólo se fabrica calzado, sino que también se hacen vasijas, platos, sillas… siguiendo las antiguas costumbres. Una de las artesanías más valoradas de la isla es la cerámica, ya que el barro cocido ha formado parte de la vida de los habitantes de Menorca durante siglos. La tradición de la cerámica tiene presencia aquí aproximadamente desde el siglo II a.C., dado que se han encontrado utensilios para cocinar hechos de este material, tinas para la colada, jarras que podían contener líquidos, piezas decorativas y cuentas para hacer collares. Hoy en día la tradición continúa y los alfareros siguen utilizando las técnicas que se han ido heredando de generación en generación. En cada pieza dejan su huella y no hay dos iguales, ahí reside su valor. Así, se elaboran cántaros, botijos, platos… en unas tonalidades ocres muy características y también figuras de las payesas menorquinas clásicas.

Taller de cerámica artesana Menorca

Actualmente, la mayor parte de los talleres se encuentran en la Ciutadella o en el Puerto de Mahón y es posible hacer rutas por los talleres de estos artesanos de la cerámica. El giro del torno, la maestría con la que deslizan sus manos por el barro… es digno de ver. 

 

Comodidad, diseño y tradición en sus sillas

Otro producto propio de la artesanía menorquina es la Coca Rossa o silla menorquina, muy parecida a la silla de director de cine que aparece en las películas. Pocas personas la asocian a la isla y pensarán que es un invento de la industria de Hollywood pero no, sus orígenes se remontan a 1920 cuando se empezaron a fabricar en Ciutadella de forma artesanal de la mano de Miguel Anglada.

Coca Rossa o silla menorquina.

 

Estas sillas, cómodas y resistentes, resultaron ser un éxito que traspasó fronteras. Después comenzaron a fabricarse mecedoras, mesas… siguiendo este estilo. A día de hoy, la tercera generación de los Anglada continúa elaborando las coca rossa en la misma Ciutadella y su éxito sigue imparable. Exportan su mobiliario a lugares como Alemania, Francia, los países nórdicos o Italia.

 

La artesanía en la piedra

El hecho de que en Menorca abundasen las canteras de marés, una piedra blanquecina y porosa que es menos dura que el mármol y fácil de modelar, provocó que se desarrollase una fuerte tradición en torno al esculpido de la piedra. No sólo sirvió para decorar edificios, sino también para hacer esculturas de todo tipo. El marés es un material poroso que se encuentra, sobre todo, en canteras al sur de Menorca. Es ideal para trabajos artesanales porque se deja pulir y tallar con facilidad. Su color, recién arrancado, es blanco; sin embargo, con el paso del tiempo, va tomando un tono dorado que se puede observar en muchos monumentos de la Ciudadela. Hoy en día se pueden visitar algunas de las canteras abandonadas, como las del S’Hostal que se encuentran cerca de la Ciudadela. Estas están gestionadas por Líthica, una asociación que se dedica a concienciar, recuperar, proteger y promocionar las canteras de marés y su historia.

Las canteras de marés.

(Imagen: Lluis Beltrán para Líthica)

 

Descubre la artesanía menorquina 

La lista de la artesanía menorquina es larga, ya que, como decíamos, antes prácticamente todos los productos se hacían a mano y son muchos los artesanos que han recogido el testigo. Lo ideal es hacer una ruta por los pueblos y las ciudades de la isla visitando talleres y pequeñas fábricas. No hay mejor forma de conocer y vivir la cultura de la isla. También se puede visitar el Centro Artesanal de Menorca o acudir a las pequeñas ferias o mercadillos que se organizan, sobre todo, los fines de semana. Destaca el FIRAC, el mercado artesanal por excelencia que se celebra entre junio y septiembre en la Ciutadella. La artesanía menorquina te hablará de historia, tradición y el gusto por las cosas únicas.  

FIRAC Menorca

En ARTIEM te animamos a entrar en contacto con ella y tocar, sentir, oler, probar y mirar. La artesanía es un arte milenario que no puede desaparecer. Su cultura, su tradición, sus costumbres hacen que siga vivo este espíritu tan mágico en la isla.