Nuestra sociedad, en los últimos 25 años, ha cambiado sustancialmente. Ahora todo tiene que ser fácil, rápido y efímero, de usar y tirar, superficial, la desconfianza manda en las relaciones, todo es relativo, los derechos por encima de las obligaciones.

Cuando reflexiono sobre ello pienso si estoy equivocado, si me he vuelto mayor y no estoy con los tiempos. Aunque pienso que tengo cincuenta y ocho años, me siento joven y sigo con ansias de seguir aprendiendo e innovando.

Mi forma de pensar a nivel personal y profesional se ha formado, como cualquier persona, por la educación y la formación recibida. En ella ha habido muchos hechos y vivencias que me han ayudado a desarrollarla, pero ahora me gustaría destacar tres.  

La primera y más importante ha sido el haber tenido la suerte de nacer en el seno de una familia empresaria, donde viví y aprendí el valor del esfuerzo, la superación, la generosidad, el respeto por las personas, mejorar cada día, la perseverancia, poner pasión por lo que se hace, pensar en la prosperidad de la comunidad, las ganas de aprender siempre, ser optimista ante la vida, ver oportunidades donde otros ven amenazas y ser capaz de adaptarse.  

La segunda, por mis creencias católicas, he estado en múltiples iglesias y catedrales, en ellas siempre me ha llamado la atención que tan majestuosas obras tardaron cientos de años en realizarse. Abarcan varias generaciones y durante ese largo periodo de tiempo se mantuvo la iniciativa, una visión que aunó esfuerzos y recursos y que culminó en un gran edificio, aunque en realidad es mucho más que eso. Y, además, en el devenir de la historia han sobrevivido a terremotos, guerras, pandemias… Han mantenido todo su esplendor hasta nuestros días.

 

Empresas que perduran y se adaptan

La tercera fue a mediados de los 90 cuando leí el libro de Jim Collins y Jerry Porras “Built to Last” que hablaba de las empresas que perduran y se adaptan a los tiempos. Como Jim Collins y Jerry Porras explican en el libro, estas empresas tienen unas características muy específicas. 

Construir un reloj en lugar de simplemente dar la hora. 

En primer lugar, las empresas que perduran fueron construidas por líderes que no se conformaban con hacer un buen producto o hacer una empresa que girara alrededor de ellos mismos, sino más bien construir un sistema que trascendiera sus vidas.

La motivación principal no es el beneficio. 

Es común escuchar que "las empresas existen para ganar dinero" y es bastante lógico que estemos de acuerdo con esta afirmación. Si no se ganara dinero las empresas no podrían existir, pero las empresas visionarias tienen algo especial: el dinero no es su motivación principal.

Agregación en lugar de disyuntiva. 

La mayoría de trabajos relacionados con estrategia empresarial colocan a las organizaciones en enfoques disyuntivos. Se ven obligadas a escoger solo uno de dos posibles enfoques: costes o diferenciación, resultados de corto o largo plazo, beneficio para el accionista o bienestar para el mundo, conservador o atrevido, entre muchas otras disyuntivas. 

Sin embargo, las conclusiones del libro  "Build to Last” demuestran que las empresas visionarias no eligen sino que agregan, es decir, logran los dos objetivos de una forma excelente y completa. Y lograrlo no significa quedar en un punto intermedio entre las dos posibles opciones (pues eso sería mediocridad, algo no presente en una compañía visionaria) sino realmente ser creativo para lograr ambos elementos de la decisión. No se trata de A o B, ni tampoco de un punto medio entre A y B, se trata de A y B al mismo tiempo

Preservar el núcleo/estimular el progreso. 

Las empresas visionarias estudiadas por los autores logran preservar valores de forma que trascienden la vida de sus fundadores (construir el reloj), pero al mismo tiempo son las que llevan el liderazgo en creatividad e innovación, no dudando en cambiar sus productos, abrir o cerrar líneas de producto, o cualquier cosa que sea necesaria con el propósito de adaptarse a las necesidades del mercado y al mismo tiempo también son firmes con cumplir sus valores o ideología central.

Valores Artiem 2028

 

Los valores ARTIEM

Estas tres vivencias/hitos me han ayudado a conformar mi filosofía empresarial y que trato de impulsar en ARTIEM. Una empresa que junto con mi mujer Gabriela iniciamos la aventura en Marzo de 1993 con la intención de dejar un legado para nuestros hijos y del que toda la sociedad pueda sentirse orgulloso. 

Todo lo anterior nos llevó a interiorizar dos principios que son la base de nuestra cultura y sobre los que he escrito reiteradamente. 

1.- La estrategia de crear valor para todos los stakeholders, no es sólo una responsabilidad como empresa, sino que nos ayuda a crear ventajas competitivas sostenibles.

2.- Trabajamos para que la FreshPeople de ARTIEM sea un equipo de personas comprometidas con su entorno y felices en su trabajo. Que proporcionen bienestar y satisfacción a nuestros huéspedes buscando la excelencia en el servicio, de tal forma que éstos nos ayuden a crecer como empresa.

ARTIEM Freshpeople

Al fin y al cabo, todo esto nos lleva a impulsar la construcción de nuestro futuro, de nuestra catedral del siglo XXI, que se llama ARTIEM con la idea que dentro de muchos años logramos hacer realidad nuestra VISIÓN: “ser una empresa líder por su modelo inspirador e innovador centrado en la felicidad de las personas por el compromiso con la prosperidad de nuestro entorno”

Y como Jim Collins y Jerry Porras constatan en su libro “Build to Last” y de las que también son ejemplo las catedrales, estas empresas trascienden a las personas y, por lo tanto, en el objetivo 2028 cuando cedamos el liderazgo de la ARTIEM, ésta tendrá que seguir su desarrollo adaptándose y creciendo con los nuevos tiempos.

Pepe Díaz, CEO de ARTIEM