La vida está hecha de pequeños placeres; como por ejemplo, comenzar el día con un buen desayuno en la cama o en la tranquilidad de la cocina cuando la casa aún está en silencio. Sorber el café caliente, untar las tostadas y saborear un zumo recién hecho… El desayuno perfecto.
En Artiem nos encanta cuidar de los detalles y hacer que cada momento con nosotros sea único; por eso, elaboramos los desayunos con un mimo especial. Tanto es así que, en Artiem Madrid, hemos creado el servicio “Breakfast in Bed” con el que puedes pedir que te los sirvamos en tu habitación. Solo tienes que elegir lo que quieres el día anterior, indicar una hora y estar despierto para disfrutar de tu desayuno cómodamente.
Con el objetivo de brindar las mejores experiencias a nuestros huéspedes, hemos investigado mucho sobre el desayuno perfecto. Este debe ser equilibrado, sano, natural, variado… y, por supuesto, delicioso. Sin embargo, en el camino nos hemos encontrado muchos falsos mitos. Por ejemplo, el más extendido que todos ellos es que el desayuno es la comida más importante del día. Esto se ha dicho durante mucho tiempo pero no es cierto. La realidad es que que todas las comidas, las cinco que se recomienda hacer a lo largo del día, son importantes. Por eso, si nos despertamos sin hambre podemos esperar hasta que se nos abra el apetito para ingerir los primeros alimentos. De hecho, no hay por qué desayunar nada más levantarse. Podemos hacer tiempo hasta que nuestro cuerpo nos lo pida y disfrutarlo con ganas. Tómate tu tiempo y cuando llegue el momento, siéntate y disfruta de un desayuno perfecto. Otro de los grandes mitos sobre es el desayuno establece que hay que beber siempre un vaso de leche. Esto, al contrario de lo que se suele pensar, es totalmente opcional; además, podemos ingerir lácteos a través de otros productos como el queso, los yogures, etc.
Llegado a este punto es normal preguntarse: ¿cuál es el desayuno ideal? Como decíamos antes, lo nutricionistas, insisten en que este debe ser sano y variado. Para cumplir con estos requisitos debe contener, al menos, estos tres grupos de alimentos:
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Hidratos de carbono: preferiblemente de absorción lenta como pan integral o cereales integrales como la avena o el muesli. Estos deben representar el 50-60% de las calorías totales del desayuno.
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Grasas saludables: como el aceite de oliva virgen extra o el aguacate.
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Proteínas: como jamón serrano, atún, pavo sin grasa o huevo.
Los lácteos y las frutas, por supuesto, también son bienvenidos en la receta del desayuno perfecto. Con estas bases, puedes prepararte:
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Un zumo de naranja acompañado de una tostada integral con aguacate y un yogur desnatado.
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Una tostada de pan integral con queso fresco light y rodajas de manzana con miel de flores por encima. ¡Sabroso!
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Un porridge de avena que se prepara con una taza de leche desnatada o de avena, una taza de copos de avena, canela en polvo y trozos de plátano.
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Una tortilla de jamón york, una manzana y un café solo que te aporte energías.
Siguiendo estas pautas, notarás las ventajas (que sí son ciertas) de hacer correctamente la primera comida del día. Algunas de las más importantes son:
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Aumenta la productividad. Después de la noche en ayuno, el cerebro recupera energías. Así, mejora la atención, la concentración y la memoria.
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Ayuda a comer mejor. Se alivia la ansiedad y llegamos al almuerzo con menos hambre.
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Aporta los nutrientes necesarios para que el organismo funcione correctamente.
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Mantiene activo el metabolismo, evitando que se acumulen grasas.
Ahora ya conoces los secretos de un desayuno verdaderamente ideal. Prepara con cariño la primera comida del día, disfruta con calma de ese momento y recarga energías para abordar el resto de la jornada. Tu desayuno perfecto aún más perfecto.