Ha llegado el verano, el buen tiempo, el calor y el solecito. A los afortunados que vivimos cerca del mar se nos presenta el dilema: ¿Entrenamos la natación en la piscina o en el mar? Descubre los pros y contras de cada entrenamiento.

¿Entrenar la natación en la piscina o en el mar? Esta es una duda muy recurrente entre los triatletas que tienen la oportunidad de ir al mar. En invierno pocos son los que entrenan la natación en aguas abiertas, la mayoría preferimos la piscina, donde no nos tenemos que poner un traje de neopreno ni luchar contra las inclemencias del tiempo y las frías aguas.  

En cambio, con el buen tiempo, la cosa cambia y los que prefieren el mar para entrenar empiezan a ser mayoría. Poder entrenar sin neopreno, en la playa, nadando largo, sin virajes y pudiendo ver el fondo marino y sin pasar el calor de la piscina. Hace que se vuelva más atractiva la idea de ir al mar.  

En el siguiente artículo vamos, según nuestro criterio, a comentar los pros y contras de cada entrenamiento. 

 

Nadar en el mar

Está claro que entrenar en el mar es lo más parecido a una situación real de competición. Los triatlones y acuatlones casi siempre se realizan en aguas abiertas. Preparar un triatlón supone un entrenamiento sumamente importante y el mar es el lugar perfecto para hacerlo.

Entrenar en el mar nos ayuda a acostumbrar nuestra brazada a los distintos tipos de oleaje. Si tenemos una ola corta y picada deberemos deslizar menos y aumentar la frecuencia de brazada. En cambio, si la ola es larga y alta, deberemos adaptar la brazada para surfearla cuando estemos en la cresta y remar con fuerza para subirla. 

También es importante acostumbrarnos a respirar en la cresta de la ola para no tragar agua. 

Entrenar en el mar nos ayuda también a aprender a orientarnos y trazar el camino más corto a nuestro punto de llegada o de giro. Es importante el acostumbrarse a mirar hacia delante aprovechando el giro para respirar y de este modo no perder velocidad y saber rectificar nuestra trayectoria en función de las corrientes o el oleaje. 

En el mar también podemos entrenar sin virajes lo que nos ayuda a llevar un ritmo más constante cosa que en una piscina no es posible. 

Hoy en día con la ayuda de los GPS podemos tener datos muy fiables sobre velocidad, distancia y técnica y eficiencia de brazada. Datos que hasta hace pocos años solo los podíamos tener en la piscina. 

 

Entrenar en piscina

En la piscina tenemos un ambiente estable. No nos afectan corrientes, oleaje, mareas, viento… Por lo que los ritmos, tiempos, técnica de natación siempre son comparables, de una sesión a otra. Esto es muy positivo para podernos comparar con nosotros mismos y ver si estamos progresando. 

En la piscina también es más fácil grabarnos y poder ver nuestra técnica para poder observar posibles errores. 

En definitiva, en la piscina podemos ser más precisos y analíticos que en el mar. 

natacion en ARTIEM Asturias

¿Cloro o Sal?

Tanto la piscina como el mar tienen aspectos positivos y negativos. Entrenar solo en uno de los dos medios nos permitirá mejorar, si lo hacemos bien. Pero es en la conjunción de ambos donde podremos sacar mayor partido a nuestras sesiones de natación. Debiendo dedicar algunas sesiones al mar y algunas a la piscina.

Si entrenamos 3 días de natación a la semana. Podemos hacer 1 en piscina y 2 en el mar por ejemplo o al revés. En el mar procuraremos aprovechar para hacer series largas y de media distancia, entre 3000 y 300 metros más o menos. Las más cortas las aprovecharemos para entrenar los distintos tipos de brazada y adaptarnos al entorno. 

En la piscina podemos trabajar series más cortas (entre 25 y 400m), dando mucha importancia a la velocidad y a los ejercicios de técnica y fuerza (con pull, palas, tabla, aletas…).

Recuerda, es importante complementar el entrenamiento de natación con una alimentación correcta y descano.

¡Buen entrenamiento!

 

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