Mantener unos hábitos saludables de vida es importante durante todo el año; sin embargo, según la estación, es fundamental adaptar estas costumbres ya que las necesidades van cambiando. El verano es el momento de cuidar la piel, la alimentación, el sueño… para lograr esa sensación de bienestar por dentro y por fuera.
Cuidarse es sinónimo de felicidad. Y es que sentirse bien produce una sensación de alegría y euforia únicas. Por eso, ¿qué motivo habría para no hacerlo? Solo hace falta incorporar pequeñas costumbres saludables a tu día a día para ver la diferencia; de este modo, además, es mucho más difícil que bajes la guardia durante la época estival.
Beber mucha agua durante el día, protegerte del sol, evitar las picaduras de mosquitos, apostar por una dieta equilibrada… se trata de ir añadiendo hábitos sanos poco a poco hasta alcanzar un estilo de vida que sea beneficioso para tu cuerpo y tu mente.
Si este verano has decidido cuidarte, te damos unos consejos que te ayudarán a incorporar hábitos saludables de vida. En ella encontrarás trucos e información útil sobre cuidado de la piel, alimentación…
El mejor truco para ponerse manos a la obra es ir trabajando con pequeños objetivos. Por ejemplo, cada semana incorporas un nuevo hábito en tu rutina. De este modo, sin apenas esfuerzo, irás cambiando tu estilo de vida hacia uno mucho más saludable y respetuoso contigo mismo.
Querer es poder. Así que este verano deshazte de las excusas y dedica unos minutos al día a cuidarte con estos hábitos saludables de vida.
Cuidado de la piel
1. Mantén tu piel limpia e hidratada
Utiliza productos suaves para limpiar tu piel y eliminar las impurezas o la grasa acumuladas. Después, utiliza cremas y aceites hidratantes para recuperar la humedad perdida sobre todo si el clima es muy seco.
2. Protégete de los rayos del sol
Cada vez que te expongas al sol recuerda ponerte protección solar con un factor de protección lo más elevado posible (mínimo FPS 50). Hazlo media hora antes y aplica más cantidad cada dos horas, aproximadamente. Además de esto, trata de evitar las horas centrales del día ya que es cuando el sol es más intenso.
Cuidado de la alimentación
1. Toma frutas y verduras
Aumenta el consumo de frutas y verduras que contengan antioxidantes. Además de mantenerte hidratado, te ayudará a proteger tu piel de la degeneración celular. Son comidas ligeras que puedes tomar a cualquier hora del día y no te resultará difícil digerirlas.
2. Elige la dieta mediterránea
La dieta mediterránea es perfecta todo el año, pero en especial durante verano: aceite de oliva, frutas y verduras, pescados y huevos, cereales… Es uno de los patrones de alimentación más saludables y ofrece muchos beneficios para la salud.
3. Modera el consumo de carne
Reduce el consumo de grasas tomando menos carne roja. Se aconseja sustituirlo por pescado, especialmente el pescado azul. Lo ideal es tomar 5-6 raciones a la semana. Pauta que se aconseja seguir durante todo el año.
4. Come aplicando el mindfulness
No pienses en el “qué”, sino en el “cómo”. Siéntate ante el plato, respira y trata de saborear cada bocado. Además, evita las comidas copiosas, ya que son mucho más difíciles de digerir y, durante el verano, con el calor, resulta aún más incómodo. Elige comidas que aporten más calorías para no tener que comer en exceso (frutos secos, legumbres, pasta…).
5. Bebe agua
Durante el verano es importante mantener el equilibrio hídrico de tu cuerpo bebiendo, al menos, dos litros de agua al día. Sin agua el cuerpo no puede funcionar correctamente y, por tanto, comienza el proceso de deshidratación. Algunos de los síntomas son sed, boca seca, dolores de cabeza o calambres musculares.
Cuida la vestimenta
1. Elige bien la ropa
Selecciona tu vestimenta tratando de bloquear el calor: ropa holgada, materiales ligeros, colores claros y zapatos que favorezcan la transpiración.
2. Utiliza gafas de sol
Los ojos también sufren lesiones a causa de la luz solar y la radiación ultravioleta. Para ello, se recomienda utilizar gafas de sol homologadas que te protejan adecuadamente.
3. Ponte gorra o sombrero
Durante el verano, los rayos del sol inciden directamente sobre tu cabeza por lo que es importante protegerla adecuadamente. De lo contrario, pueden aparecer molestos dolores de cabeza o mareos o incluso quemaduras en la zona. Una sombrero o una gorra te mantendrán protegidos.