En la actualidad, tenemos la capacidad de calcular y analizar al instante todos los parámetros del deportista. Podemos medir desde la velocidad, amplitud de zancada, cadencia, oscilación vertical o lateral del corredor, hasta la potencia de pedaleo, fuerza ejercida con cada pierna, fluidez del pedaleo, frecuencia de brazada, cantidad de brazadas por piscina y fluidez de brazada. Incluso podemos conocer al instante el nivel de glucosa en sangre para saber si necesitamos más alimento.
¿Es realmente importante tener toda esta información o deberíamos confiar más en nuestras sensaciones al entrenar? Como entrenador, cuanta más información tenga sobre el deportista que estoy preparando, mejor. Me permite tener una visión objetiva del rendimiento y evolución de la persona.
Sin embargo, debemos ser realistas y considerar a quién nos estamos dirigiendo. El seguimiento de un deportista que busca competir en los Juegos Olímpicos de París es distinto al de alguien que solo quiere mejorar su desempeño en el próximo triatlón local. En el primer caso, utilizaremos todos los recursos a nuestro alcance, mientras que en el segundo caso podemos ser más flexibles.
Entonces, ¿qué podemos utilizar para mejorar como triatletas sin complicarnos demasiado? Una vez que tengamos todo el equipamiento necesario para entrenar y competir en el triatlón, mi consejo es invertir en un buen reloj con GPS y un sensor de potencia para la bicicleta. No es necesario comprar el modelo más caro del mercado, pero es importante que puedan proporcionarnos los siguientes datos:
- Sensor de potencia: Es suficiente que nos dé la potencia de una pierna, ya que son más económicos que los que miden ambas piernas (duales), y la información que brindan será adecuada para la mayoría de los deportistas.
- Reloj con GPS: Además de los datos habituales de velocidad, distancia, pulsaciones y calorías quemadas, sería muy útil que proporcione los siguientes valores durante la carrera: cadencia de zancada, tiempo de contacto con el suelo y longitud de zancada. En natación, es importante que ofrezca datos como SWOLF (eficiencia de nado), cadencia de brazada y longitud de brazada.
Estos datos pueden parecer abrumadores para alguien que recién comienza en el mundo del triatlón, pero con una buena orientación se puede sacar mucho provecho de cada uno de ellos. Lo más importante es aprender a utilizarlos, comprender qué significa cada indicador y cómo mejorar cada parámetro en particular.
De esta manera, podemos identificar nuestras fortalezas y debilidades, y trabajar en nuestra técnica y rendimiento para mejorar en general. Pero, ¿cómo interpretamos todos estos datos? La mejor opción es acudir a un entrenador que nos asesore y oriente durante nuestro entrenamiento. El entrenador podrá interpretar cada dato y enseñarnos cómo utilizarlos para mejorar.
Lo primero que debemos hacer es realizar varios test en cada disciplina. De estos tests, extraeremos los datos que utilizaremos como referencia en nuestros entrenamientos. Para correr, podemos hacer un test de cooper, un test de 5 km o un test de 10 km, o cualquier otra prueba similar. Estos nos proporcionarán una frecuencia cardíaca de referencia para los entrenamientos, así como referencias de velocidad, cadencia, longitud de zancada y tiempo de contacto con el suelo. Con estos datos, un buen entrenador nos guiará para mejorar nuestra técnica y planificar los entrenamientos en las zonas de trabajo necesarias en cada etapa de la temporada.
En cuanto a la bicicleta, lo más común es realizar un test de FTP. Este test consiste en pedalear a máxima potencia durante 20 minutos en una zona con una ligera pendiente constante. Sin embargo, en la carretera no siempre es posible encontrar una zona con una pendiente constante y sin bajadas que permita mantener un ritmo máximo durante 20 minutos. Por eso, muchos entrenadores optan por realizar el test en un rodillo. Los datos obtenidos no son tan precisos como en el exterior, pero aún así pueden ser útiles. El dato principal que se obtiene de este test es el umbral de FTP, que representa la potencia promedio que el deportista puede mantener durante una hora de esfuerzo máximo. Con esta información, el entrenador puede organizar los entrenamientos en zonas de potencia y extraer otros datos como cadencia y fluidez de pedaleo, que ayudarán a mejorar la técnica.
Por último, en natación es importante realizar un test de 1000 m o 500 m, y otro de 100 m. En este caso, no nos centraremos en la potencia o la frecuencia cardíaca para mantener los ritmos (eso se reserva para deportistas de mayor nivel). En su lugar, utilizaremos el ritmo de paso por cada 100 metros en los test más largos como referencia para planificar las series. El test de 100 metros también nos servirá para observar las diferencias entre un esfuerzo corto y uno más prolongado. El resto de los datos nos serán de gran ayuda para mejorar nuestra técnica de nado.
¡Así que aprovecha la tecnología disponible, confía en tus sensaciones y disfruta de la experiencia de ser un triatleta!