Colaboramos con la asociación para llevar a cabo un curso de hostelería para un grupo de siete chicos que terminó con una emocionante cena. ¿Quieres saber cómo fue?

En ARTIEM tenemos la misión de inspirar a las personas a ser felices; por eso, llevamos a cabo acciones con diferentes asociaciones que nos permitan generar un impacto positivo en la sociedad. Sin embargo, a veces, la vida nos sorprende y somos nosotros los que, sin darnos cuenta, acabamos recibiendo mucho más de lo que hemos dado. En los últimos meses hemos reído, disfrutado y, sobre todo, aprendido de la mano de siete chicos y chicas. Nosotros les enseñamos a cocinar y ellos nos demostraron el verdadero significado de la palabra superación.

Una parte importante de la cultura ARTIEM se basa en la inclusión y la solidaridad, tratando de generar prosperidad en nuestro entorno. Así, en cada uno de nuestro hoteles contamos con equipos de trabajo (28 personas en total) que buscan oportunidades de crear valor social en la zona y llevarlas a cabo. En el caso de ARTIEM Madrid, llevamos años colaborando con la asociación Down Madrid y, pensando en nuevas formas de colaboración, se nos ocurrió organizar un curso de cocina y atención en sala. Así, a los chicos podrían adquirir nociones básicas de cocina para su día a día y, también, obtener experiencia y conocimientos para su inserción en el mercado laboral.

Down Madrid

El responsable del restaurante Joaquín y el chef Álex se ofrecieron inmediatamente a dedicar parte de su tiempo libre a formar a los chicos de Down Madrid durante dos tardes al mes, desde enero hasta junio. Contaron, también, con el apoyo del equipo de hoteles ARTIEM que les ayudaría a llevar a cabo el curso y hacer que este fuera un éxito.

Rápidamente se creó un ambiente excelente. En la cocina y la sala de ARTIEM Madrid aprendieron a poner una mesa, a atender a un cliente, a elaborar diferentes platos, a manipular alimentos, a combinar diferentes ingredientes… Los chicos no podrían mostrar más interés, ilusión y ganas de aprender. Y aunque el grupo progresaba adecuadamente quisimos testar sus avances en una gran prueba final: una cena, el 26 de junio, para recaudar fondos para la asociación.

Down Madrid ARTIEM

Sabíamos que sería un día muy especial para ellos, así que quisimos añadirle un poco más de emoción invitando a sus padres sin que lo supieran. Así, antes de comenzar el servicio, salieron a la sala a saludar y… ¡sorpresa! Sus familias ocupaban algunas de las mesas a las que, en unos minutos, iban a servir. Sus caras pasarán, sin duda, a formar parte de las historias de la Freshpeople.  

Comenzaron nerviosos pero poco a poco, y a medida que todo iba saliendo sobre ruedas, fueron ganando confianza y disfrutando de una noche inolvidable. Tanto ellos, como el equipo de voluntarios de ARTIEM que estaba acompañándoles, consiguieron un servicio excelente. Los platos iban saliendo con ritmo, la coordinación era perfecta y la atención impecable. Y eso que el menú no era sencillo:

  • Stick de morcilla y chocolate con mermelada de naranja y jengibre.
  • Ensalada de mango y frutos secos con vinagreta de sésamo y soja.
  • Solomillo de cerdo con salsa de frutos rojos y patata panadera.
  • Tarta de queso con crema de Nutella y fresa liofilizada.

Al terminar la cena, se vivieron también algunos de los momentos más bonitos. Los chicos recibieron sus diplomas, un gorro de cocina con su nombre y tuvieron la oportunidad de decir algunas palabras. También intervinieron los dos responsables del curso, Joaquín y Álex de ARTIEM, quienes no tuviéramos más que palabras de agradecimiento y admiración hacia los chicos y chicas. “Ellos nos han enseñado mucho más a nosotros”, admitían ambos. Y añadía Joaquín: “tienen unas ganas tremendas de superarse, de incorporarse al mercado labor, de ser independientes… y con este tipo de cosas lo estamos consiguiendo”.

Con las sensaciones y la repercusión que ha tenido el evento (cerramos comensales en una hora y abrimos una fila cero para que todas las personas que no pudieron asistir tuvieran la oportunidad de aportar su granito de arena), no podemos estar más contentos y orgullosos. La experiencia, en palabras del propio Álex, “ha sido brutal” y desde ARTIEM seguiremos trabajando para que el curso sea anual y podamos llevar a cabo más acciones como esta.